El pasado Domingo 1 de mayo celebramos la beatificación de Juan Pablo II, muy querido por nuestro México por su testimonio de vida; un hombre de fe, de oración, que enfrentó el dolor uniéndose a Cristo en su sufrimiento.
Fue una alegría para toda la Iglesia Universal, es una invitación para no quedarnos con este acontecimiento simplemente, sino más bien, es una muestra clara de que sí es posible ser santo, es decir, ser un verdadero amigo de Jesús, Jua Pablo II lo fué.
Amigo y Amiga de Jesús, el Señor Dios Uno y Trino nos invita a vivir la santidad en el esfuerzo permanente para llegar a él, si caes levántate, lucha, ya que Dios nos pone día a día numerosos testimonios de santidad para motivarnos en nuestro propio caminar.
Pidamos la intercesión de Juan Pablo II para realizar constantemente la voluntad de Dios.